31 de enero de 2010

Escenas de Locura (III) .- "Il dolce sono" - Lucia di Lammermoor - Gaetano Donizetti.

Después de sobrevivir a las locura consumista de las fiestas navideñas, vamos a comentar la que los expertos denominan como la mejor escena de locura de la historia de la Ópera.

Lo tiene todo. Una prolongada aria de entrada de la protagonista, un interludio para darle un respiro a la soprano antes de acomentar una cabaletta escrita fundamentalmente para el exclusivo lucimiento de la cantante.

El autor de esta maravilla fue uno de los más importantes compositores de la Ópera italiana del siglo XIX: Gaetano Donizetti. Un joven apuesto y de ideales románticos, con un enorme talento musical, que le propició la admiración de media Europa.

Basándose en la obra de Sir Walter Scott, titulada "La novia de Lammermoor", Donizetti compuso una obra maestra que desde su estreno triunfó por todo el mundo.
Ha sido el vehículo perfecto de toda soprano coloratura y belcantista, además del caballo de batalla de todas aquéllas que han querido imitar a sus antecesoras en el papel, y que elevaron el registro a cotas inimaginables.
Algunas sopranos perdieron la voz por este hecho, y sus prodigiosas carreras jalonadas de éxitos en papeles menos exigentes y más adecuados para sus capacidades, se vieron prematuramente acabadas al intentar abarcar este o similares personajes de exigencias parecidas.

María Callas fue la gran renovadora de este personaje (al igual que otros muchos), siendo un papel muy demandado en los teatros del mundo durante la posguerra. La Callas le imprimió una pátina de misterio y dramatismo que hasta entonces no tenía, elevando a las alturas la categoría del mismo. Se considera como histórica y memorable la representación de esta obra en la Ópera Estatal de Viena en 1955, junto a un jovencísimo Herbert von Karajan.

Antecesoras a ella tenemos a Rosa Ponselle, Elvira de Hidalgo (profesora de María Callas), etc.

La historia nos cuenta las desventuras de Lucía, una joven enamorada de un apuesto hombre, que es obligada a casarse por conveniencia de su hermano, con un hombre mayor que él (Lord Arturo), al que no ama, dado de que Edgardo, el amante de Lucia tiene que irse a la guerra.

La acción transcurre durante el tercer acto. En escena se encuentran los invitados de la boda que se ha celebrado anteriormente entre la protagonista, Lucía, y Lord Arturo. El acto comienza con un alegre coro evocando el ambiente festivo donde todos los invitados están celebrando los esponsales mientras los recién casado se dedican a consumar su unión.

El baile se ve interrumpido por Raimondo con un semblante muy preocupado y algo asustado, mientras narra a los invitados los hechos que acaba de presenciar: Ha viso como Lucía ha asesinado a Lord Arturo, y les avisa de que se dirige hacia la sala completamente enloquecida y bañada en sangre.

Lucía entra en la sala, y todos los invitados se estremecen al verla en ese estado. Inmediatamente, comienza una melodía introductoria en donde una flauta solista, acompaña a la protagonista en la narración de su historia. Lucía está ensimismada evocando el sonido de la voz de Edgardo, su verdadero amor. Edgardo no está en la sala. Durante la narración de su locura la protagonista parece creer que ha huído de sus enemigos y se entrega a él. En un momento cree ver el fantasma de Lord Arturo, y le avisa, a Edgardo, de que es él quien los separa. A continuación, Lucía cree escuchar la marcha nupcial que les acompaña al altar, y confunde a su padre, con Edgardo, mostrándose exultante.

"Oh giogia que si sente e no si dice", es el punto de inflexión del aria, en el que la protagonista deja a un lado sus temores y empieza a narrar ("Ardon gli incensi")los fingidos esponsales entre ella y Edgardo. Describe como está preparada la ceremonia, haciendo mención al incienso que arde,al sacerdote que les está esperando e incluso se dirige a Edgardo, pidiéndole su mano diestra para acompañarla al altar, y declarando que por fin son el uno para el otro ("Al fin son tua, al fin sei mio").

Durante esta narración, los invitados siguen expectantes y asustados ante lo que están presenciando. Al final del aria, se establece un diálogo entre la soprano y la flauta solista, ejecutando infinidad de escalas y coloraturas preciosistas a cual más espectacular. Es en este punto donde más libertad tienen la sopranos para dar a conocer sus posibilidades, alargando el aria, más allá de lo escrito por el autor, e incluso añadiendo nuevas aportaciones, para engrandecer las capacidades de la solista.

A continuación, tanto Raimondo como Normanno y Enrique, comienzan un enfrentamiento dialéctico, mientras que Lucía sigue narrando su historia creyendo que se encuentra ante Edgardo pidiéndole perdon porque se ha casado con Lord Arturo, por mandato de su hermano, y lamentándose de que ha sido la víctima de un ser vil.

Seguidamente empieza la cabaletta, en la que Lucía le pide a Edgardo, que guarde su recuerdo cuando ella mura. La agilidad de esta pieza requiere un sobre esfuerzo para la soprano, después de haber cantado durante casi 2 horas. Es la pieza que cierra la intervención de la solista en la obra, y como tal ha de ser espectacular.

La mayoría de las arias catalogadas como "escenas de locura", representa el final de la aportación del solista en la obra. En algunas ocasiones coincide con el final de la Ópera, y en otras, se sitúan al final de un Acto.

Donizetti consigue ponernos el corazon en un puño al escuchar la narración de Lucía, y además con este "mini-concierto-recital" para soprano, consigue elevar a categoría de obra maestra toda la Ópera completa.

Entre las intérpretes más destacadas, ya hemos comentado que María Callas fue la gran renovadora del personaje. Después de ella, otras intérpretes como Joan Sutherland, Beverly Sills, Mado Robin, Renata Scotto... añadieron virtuosismo vocal a la gran dramatización de Callas, sin la cual no tendría sentido hoy en día.

Heredera de estas cantantes, encontramos a Edita Gruberova, que ha paseado el personaje por los teatros más importantes. Aquí tenemos los tres enlaces para ver la escena completa, en una representación de la Ópera de Viena en 1982.

Parte 1 - Introducción
Parte 2 - Aria
Parte 3 - Cabaletta