15 de febrero de 2010

Arias: “Dies Bilnist ist bezaubernd schön" - “Die Zauberflöte”- Wolfgang Amadeus Mozart.

El 14 de febrero se celebra el día de San Valentín. La tradición cuenta que San Valentín era un sacerdote cristiano en la época del Imperio Romano en la que todavía no estaba reconocido el Cristianismo. Según parece su popularidad adquirió tal grado que el Emperador Claudio II quiso conocerle y le llamó a su presencia, oportunidad que Valentín aprovechó para hablarle de su fe, e intentar convertirle.
Al principio el Emperador quedó fascinado por esa nueva religión que sus tropas perseguían, pero como en todo, siempre hay una mente maliciosa que confunde a las mentes débiles, y en este caso fue el Gobernador de Roma quien convenció al Emperador para que no accediera a las peticiones del sacerdote, con lo que San Valentín cayó en desgracia, y fue condenado.
Al ejecutarse la sentencia su verdugo se burló de la religión cristiana y le pidió que le devolviera la vista a su hija ciega de nacimiento, y el milagro se obró, con lo que el propio verdugo y su familia intercedieron para que no se ejecutara la sentencia de muerte. El Emperador no tuvo piedad, y San Valentín fue ejecutado el 14 de febrero.

La Ópera ha sido un enorme caldo de cultivo para la expresión de los sentimientos, y qué mejor sentimiento humano que el amor. Toda la historia de la Ópera está jalonada de declaraciones amorosas, y durante el período pre-romántico y romántico (finales del siglo XVIII, XIX y incluso comienzos del XX), las obras eran auténticas historias de amor. Algunos autores (sobre todos los más cercanos al mediterráneo) concebían sus obras con tremendas tramas de amores imposibles similar a lo que hoy en día se conoce como “culebrón”.
En cambio, en el centro de Europa, principalmente en el Imperio Austro húngaro, en el que el nivel intelectual y filosófico es algo más elevado que en la cuenca del mediterráneo, las obras románticas expresaban las relaciones amorosas de una manera más filosófica, utilizando un lenguaje más alegórico y complejo.

Todos, absolutamente todos los compositores, han escrito una escena de declaración de amor.

En este apartado he seleccionado una delicada aria compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart para “Die Zauberflöte”, ópera de la que ya hemos hablado anteriormente.
Este aria se presenta al poco de comenzar la obra, recibiendo también la denominación de aria de entrada. Las arias de entrada se ejecutan cuando alguno de los personajes protagonistas entran en escena, y normalmente son piezas muy elaboradas, y contienen algunas pistas sobre la trama de la historia que vamos a presenciar.

La trama llevará a Tamino a conquistar a Pamina, hija de la malvada Reina de la Noche. Aquí, Tamino, delante de un pequeño retrato de su enamorada Pamina, expresa sus sentimientos hacia ella, con una bellísima aria, instrumentada de manera delicada. Es una pequeña “pieza de porcelana”, muy exigente para todo aquel tenor que se atreva con este papel.

El libretista consigue transmitirnos el auténtico sentimiento que Tamino siente por Pamina, y para ayudarle, Mozart crea un acompañamiento musical, tan delicado, que nos llega con una límpida claridad, no necesitando demasiadas explicaciones para entender el mensaje.


En el siguiente enlace podremos escuchar a Piotr Beczala en esta pieza.

TAMINO
(blickt das Bildnis an)
Dies Bildnis ist bezaubernd schön,
Wie noch kein Auge je gesehn!
Ich fühl es, wie dies Götterbild
Mein Herz mit neuer Regung füllt.
Dies Etwas kann ich zwar
nicht nennen,
Doch fühl' ich's hier
wie Feuer brennen.
Soll die Empfindung Liebe sein?
Ja, ja die Liebe ist's allein.
O wenn ich sie nur finden könnte!
O wenn sie doch schon
vor mir stände!
Ich würde, würde, warm und rein,
Was würde ich?
Ich würde sie voll Entzücken
An diesen heißen Busen drücken,
Und ewig wäre sie dann mein!

TAMINO
(observando el retrato)
¡Este retrato es
encantadoramente bello,
ningún ojo ha visto otro igual!
Siento cómo esta imagen divina
llena mi corazón de emoción.
Es verdad que soy incapaz
de darle nombre,
pero la siento arder en mi corazón.
¿Será amor esta sensación?
¡Sí, sí! ¡Es únicamente amor!
¡Oh, si pudiera encontrarla!
¡Oh, si ella estuviese ya ante mí!
Yo.... yo...,
de un modo cálido y puro...
¿Qué haría yo... ?
La estrecharía con delicia
contra este pecho ardiente
y entonces sería mía para siempre.


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